lunes, 19 de octubre de 2015

¿POR QUÉ NO DESPEDIMOS MÁS?, o ¿POR QUÉ NO CONTRATAMOS MÁS? EN DEFINITVA, ¿POR QUÉ NO HACEMOS ALGO?, por JOSE MANUEL MORCILLO

Vivimos un momento “clave” para nuestro negocio, para nuestra empresa, para nuestra organización. Estamos saliendo de una crisis, nos estamos recuperando y tenemos innumerables profesionales cualificados y preparados a la espera de una sola llamada, entonces ¿Qué nos pasa?

¿Por qué nos obstinamos en seguir haciendo las cosas igual que hace 5 años?, ¿Por qué mantenemos en plantilla a personas que no producen, a costa de otras personas que hacen su trabajo y el de estos “antitalento”?, ¿Por qué solo miramos nuestro ombligo empresarial y no nos fijamos en nuestro contexto, en los stakeholders, en los clientes… en las personas?

Trabajando en diversas empresas me doy cuenta de que  siempre es el “mismo cantar”, da igual que sean empresas grandes o pequeñas, de Zamora o de Madrid, Multinacionales o familiares… 
Tenemos  “responsables”, “supuestos líderes” que mientras su equipo se “matan” a trabajar ellos juegan al “Cundy Crush” o peor, no paran de hacer cosas que no aportan valor a su puesto de trabajo y a su empresa. No sabemos cuál es el grado de madurez de nuestro equipo (muy sencillo de saber, solo hay que trabajar un poco el modelo de Hersey-Blanchard, por ejemplo…). No tenemos líderes, solo personas que mandan para ejecutar tareas, tareas que se ejecutan sin planificación alguna, ya que “la planificación esta inversamente relacionada con la facturación, la rentabilidad y la producción, ¿verdad?”. Tenemos compañeros de trabajo que solo hacen sus tareas, su trabajo, pero ¿Cuál es su trabajo, si ni siquiera tienen delimitadas sus funciones?

Hace poco un responsable de una confederación de empresarios de Castilla y León comentaba que todo esto de la consultoría, los Recursos Humanos, el Desarrollo, el Coaching…. No era para su ciudad, que en su ciudad lo que querían los empresarios era facturar… 
Estoy plenamente convencido de que una empresa se funda para ganar dinero, pero también estoy convencido de que si no empezamos a hacer las cosas bien, antes o después “vendrá el tío Paco con las rebajas”, o aún nos sorprendemos al ver en la televisión casos como los de Wolkswagen, Bankia, Nokia, Black Berry…. Empresas con una alta facturación, con grandes productos y con muchos y diversos clientes, ¿Entonces, que es lo que ocurre? ¿Estamos seguros de que lo único que queremos es facturar? ¿Qué el vender mucho a toda costa, nos va a llevar al éxito? ¿Qué lo único que importa es mi producto? ¿Qué solo hay que encandilar a los clientes para llegar a conseguir una alta rentabilidad?

Consciencia y compromiso, por favor. Empecemos a no trabajar en “automático”, en no hacer las cosas porque siempre se han hecho así, y hagamos las cosas difíciles, planificar, despedir, contratar, desarrollar y en definitiva… MEJORAR.

Creo que estaremos de acuerdo si digo que la empresa que no mejora, termina mal. ¿Pero que es mejorar? Hay un paradigma organizacional que habla de empresas que se focalizan en el producto, otras que se focalizan en el cliente y creo que estamos en el momento de focalizarnos en las personas, en nuestros clientes internos y externos, en nuestros proveedores, en nuestros trabajadores y en todas las personas a las que afectamos con nuestras decisiones como empresa.

Y si aún no lo “compráis”, puedo relataros el caso del tendero más caro de una ciudad Castellano leonesa, que en vez de bajar los precios, subió la calidad de los productos, que conocía el nombre y los apellidos de cada uno de sus clientes y de sus hijos, que de vez en cuando, regalaba unas pastas o un queso a sus clientes y que a pesar de los Mercadona y Arboles de turno, que han abierto hace más de cuatro años a su alrededor, no solo se mantiene, sino que ha abierto otras dos tiendas…

Esta humilde crítica está dirigida a todas las personas que trabajan, no solo a los de “arriba” y pretende crear consciencia en unos pocos, para que no se escuden en el hecho de que somos una empresa pequeña, en una ciudad pequeña, o somos una empresa muy grande y antigua con poco margen de cambio… 

Si tienes que mandar y liderar, ¿a que esperas? ¿Qué sabes de los responsables que tienes por debajo? ¿y de los trabajadores que hay por debajo de esos responsables? ¿Has visto cómo trabajan tus equipos? ¿Tienes idea de lo que está haciendo esa persona que has metido “recomendada”? ¿Cómo está afectando al equipo? Y a la cuenta de resultados del departamento, quizás imputes costes de 7 personas a ese departamento cuando en realidad solo trabajan dos, ¿es eso rentable?¿eso es a lo que nos referimos con facturar y ser “rentables”?

Y si no mandas, que haces tú por tú empresa, ¿eres proactivo?, ¿preguntas a tu jefe o simplemente ejecutas? ¿Estas comprometido o simplemente voy a trabajar, ficho y cobro? ¿Hago equipo, ayudo a mis compañeros? ¿Me “escaqueo” cuando puedo? ¿Mi única meta es “facturar” cada mes?

Si eres de RRHH, porque no dejas de quejarte y empiezas a bombardear a la dirección con aportaciones para mejorar y cambiar (gestión por competencias, conocimiento de la cultura de la organización, desarrollo de los trabajadores, flexibilidad, evaluaciones de desempeño, comunicación, comunicación, comunicación y medidas correctivas…)

Si eres de producción porque no estableces de una vez un protocolo de verdad, con ventas. Y si eres de ventas porque no cuidas producción.

Si no somos capaces de ver, o no queremos ver y pararnos a pensar, porque lo mejor es hacer para ganar (no sabemos si ganar más o menos dinero, la cuestión es ganar algo), seguramente estemos donde debemos estar.
Solo depende de nosotros el que queramos mejorar y tener mejores empresas y trabajadores y no “compremos” el “hábito” de hasta ahora se ha hecho así, por lo tanto está bien hecho.
Todos sabemos lo que hay que hacer, pero cuesta mucho esfuerzo hacerlo, ¿verdad? Es mejor que sigamos así hasta que nos pillen, hasta que aguantemos, hasta que nos compren, hasta…

Recordad que la fórmula del cambio tienen que ver con:
C = N - r (Cambio es igual a Necesidades menos resistencias), pero también C = M – m (Cambio es igual a Motivaciones - miedos) y que según McClelland a los individuos nos motivan tres cosas: Poder, afiliación y Logro.

Pensemos qué motiva a nuestro equipo y a nuestros clientes, proveedores y partners. 

Pensemos cómo estamos funcionando y comencemos a implantar todo aquello que nos haría el trabajo y la vida más fácil. No dejemos de prepararnos nunca y aplicar la mejora continua en nuestras vidas.
PREGUNTEMOS MÁS, DESPIDAMOS MÁS Y CONTRATEMOS A DISCRECIÓN!!!

lunes, 5 de octubre de 2015

QUIERO TRABAJAR CON GENTE FELIZ, por ARANCHA RODRÍGUEZ

Al inicio del presente año, varios eran los retos que se les imponían a los responsables de los Recursos Humanos:

     1)  Cumplimiento de las obligaciones legales.
     2)  Gestión del talento y mejora en el desarrollo del liderazgo.
     3)  Análisis de tendencias y proposición de predicciones.
     4)  Uso de las herramientas 3.0.
     5)  Retención del talento.
     6)  Conciliación vida laboral-vida privada.
     7)  Desarrollo y evaluación por competencias
     8)  Aprendizaje continuo en la empresa
     9)  Gestión de la felicidad en el trabajo.

Si bien reconozco que todos ellos son importantes, me quedo sin duda con el último “Gestión de la felicidad en el trabajo”. ¿Qué es esto?. ¿Qué significa?

Me alegra saber que por fin nos vamos a preocupar de que las personas con las que trabajamos sean felices. Y parece que va en serio. 

En el último congreso AEDIPE ya se indica que la felicidad en el trabajo puede ser la clave para una mejor competitividad y sostenibilidad. Y es que parece que una de las nuevas tareas a desempeñar por los profesionales de RRHH pueda ser la gestión de la felicidad de sus empleados. ¿Cómo es posible ésto?. ¿Qué acciones concretas deberían llevarse a cabo para conseguirlo?.

La finalidad no es otra que hacer que los empleados se sientan cómodos, seguros y a gusto en su lugar de trabajo. También consiste en detectar los problemas potenciales que podrían viciar el clima laboral.  

Al analizar el caso de alguna de las empresas más exitosas a nivel mundial, observamos que no hay fórmula mágica, sino algo tan sencillo como observar.  Sí; observar a la gente con la que trabajamos, para comprender cómo podemos retener el talento, y hacer más eficientes los procesos de las organizaciones. 

Todo lo aquí expuesto podría resumirse en esta sencilla frase;

“Escoge un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un solo día  de tu vida”. Confucio.