miércoles, 16 de enero de 2013

TRABAJO EN EQUIPO. PARTICIPACIÓN E IMPLICACIÓN por HÉCTOR CASTRO

Durante estos días hemos hecho especial hincapié en la importancia del trabajo en equipo. Es uno de los conceptos que más estamos trabajando durante este curso. Nuestra compañera Cristina, la semana pasada, ha hecho un gran artículo cargado de positivismo en referencia a este concepto,  que ha sido bastante comentado y ha suscitado considerable interés, al menos por mi parte, y además ha coincidido con el módulo sobre sistemas de Implicación y Participación en la empresa.
Se considera el Trabajo en Equipo como uno de los siete factores clave de la Participación e Implicación en la empresa, “los siete magníficos” tal y como los denominaba Celia Martín esta pasada semana en el módulo de Participación e Implicación. Es por ello que debemos darle una importancia clave en nuestra organización y no solo como la suma en un conjunto para la obtención de resultados en el desempeño de una tarea o función determinada. Debemos tener en cuenta que para obtener resultados positivos, el trabajo en equipo requiere de tiempo y de esfuerzo. Tal y como hemos podido comprobar durante estos tres meses de curso. Nuestra capacidad de comunicación y el mayor conocimiento de nuestros compañeros, nos ha hecho mejorar exponencialmente nuestra capacidad de trabajo en equipo.
Buscando dentro de las características necesarias para un equipo de trabajo ideal nos encontramos: Comunicación efectiva, liderazgo y participación distribuida entre todos sus miembros, uso de la influencia individual en beneficio del grupo, anteposición de intereses del grupo a los intereses individuales de cada miembro, toma decisiones bajo consenso… Al observar y analizar todas estas capacidades y características, nos damos cuenta que buena parte de ellas son cualidades “madurativas”. De aquellas que se obtienen con el paso del tiempo mediante la experiencia, el conocimiento y la formación. Así el mayor conocimiento de las competencias, capacidades y características personales y emocionales de los miembros, ayudan a la integración e interacción en el grupo. Sin conocer las competencias claves, puntos fuertes y débiles… Tendremos difícil poder integrarlas y explotarlas dentro del grupo. Por lo tanto necesitamos esa maduración grupal de tiempo, conocimiento e interacción para mejorar y aportar cada vez más en el grupo. Y no solo en cuanto a la consecución de los objetivos de la organización, sino que también conseguiremos reforzar al individuo, la aceptación dentro del grupo refuerza a sus miembros, aumentar su autoestima, participación y conseguir que estando más seguros sean más capaces de tomar decisiones y actuar con iniciativa. Aumentamos su motivación e implicación, ser valorado siempre refuerza nuestra manera de actuar.
Pero ese esfuerzo, no solo debe darse por parte de los miembros del grupo sino también por parte de la organización. Debemos tener claro que para que el grupo funcione correctamente necesitamos un tiempo de cohesión y conocimiento de los miembros del mismo. Que puedan conocerse y organizarse para llegar a la autogestión. Con lo que la suma grupal del 2+2 no siempre será 5. Puede que sea menor o negativo, pero no que ello signifique un fracaso. Sino que sea parte de ese periodo de madurez necesario para el grupo. No siempre que el grupo no sume en positivo tiene que ser por inadecuación del mismo, también puede ser, que simplemente esté aún inmerso en un proceso madurativo.

Debemos dar tiempo para que podamos obtener esas sumas positivas en el trabajo de equipo. Para que el todo sea superior a la suma de las partes. No podemos obviar el factor temporal a la hora de valorar el trabajo en equipo, de la misma manera que debemos seleccionar, fomentar las capacidades, competencias y el potencial de las personas que conforman un determinado grupo de trabajo.
 
Ahora bien, parece obvio todo lo expuesto anteriormente. Es casi puro sentido común. Entonces, si tenemos tan claro la importancia del trabajo en equipo y su relación con la participación y la implicación. Si consideramos que buena parte de las cualidades que son necesarias para su desarrollo son cualidades de madurez y si vemos que necesitamos tiempo para poder desarrollarlas… ¿Por qué no empezamos a potenciarlo desde la educación primaria? ¿Por qué no se nos enseña a trabajar en equipo desde el colegio?
En muchos casos, hasta la realización de un Máster o Curso de Postgrado no hemos trabajado en equipo. A lo sumo hemos realizado algún trabajo en grupo en el que cada miembro entregaba su parte sin tener una visión global de lo realizado… ¿Cómo es eso posible?
Debemos buscar una formación, al menos la universitaria, más orientada hacia la aplicación práctica en la empresa, más ajustada a lo que demanda el mercado laboral y menos a lo teórico. ¿Es esa la reforma educativa que necesitamos? Y vosotros, ¿qué opináis? ¿Por qué tanta diferencia entre planteamientos universitarios y los de los Cursos y Másteres de Postgrado?

2 comentarios:

  1. En mi opinión Héctor, si que creo que en las escuelas y universidades centran parte de sus recursos pedagógicos en preparar a alumnos para el futuro laboral sin tener en cuenta lo que posteriormente puede ser clave para muchos empleadores, en este caso EL TRABAJO EN EQUIPO. Esta competencia es especialmente valorada por muchos trabajadores y responsables de empresas.
    Cada vez notamos con mayor frecuencia a la hora de buscar trabajo la demanda de personas cualificadas para realizar trabajos de características interpersonales. Siendo así, también opino que deberían prepararnos para ello antes de incorporarnos al mercado laboral.
    Enhorabuena Héctor.

    Isabel Ceamanos

    ResponderEliminar
  2. B.Dias Hector me alegra saber que el tema ha suscitado debate y que te haya resultado tan interesante como para hacer una nueva entrada de continuación. Todas las aportaciones que hagamos serán muy enriquecedoras y como somos equipo o grupo aportarán distintos puntos de vista todos muy respetables. Tengo la idea de que la Universidad hasta hace muy poquito ha funcionado de espaldas a la empresa y viceversa; confiemos que los primeros pasos dados, aunque muy lentamente, se conviertan en un cambio de ajuste entre lo demandado y ofertado y con visión de futuro e innovando. Solo así retendremos talento y el dinero público destinado, en este caso, a la educación, tendrá un efecto retorno a la sociedad. Nos dicen en el Master que somos la sabia nueva en la aplicación de nuevos conceptos de trabajo, del cambio, ¡¡¡pues a ello con decisión!!! siempre por supuesto después de un análisis y estudio. Cristina

    ResponderEliminar